Violencia pública en Colombia, 1958-2010

Por: Marco Palacios
[2013]

[…]Colombia es conocida por el conflicto armado. Así, la gran pared del Museo de la Cruz Roja Internacional de Ginebra que registra anualmente los hechos de guerra y paz en el mundo, trae, desde 1948, la expresión Colombian troubles. También se sabe que, independientemente de la pureza de las intenciones o de su claridad estratégica, los procesos de paz con las guerrillas (1981-2002) o con los paramilitares (2003-2006) se enredaron y terminaron en sainete. Quizá porque han concebido la paz como un medio para incrementar su poder, los políticos que manejan el Estado y los jefes guerrilleros, narcotraficantes o paramilitares, han demostrado ligereza en sus diálogos de paz, incluso, cuando combaten y
ponen la población inerme entre las balas.
Además, las políticas gubernamentales frente al auge de las drogas ilícitas y la violencia asociada, así como la mera permanencia del conflicto armado con las guerrillas, parecen indicar la inhabilidad de los grupos que dirigen la sociedad y manejan el Estado para operar con mayores márgenes de soberanía en el contexto internacional, de un lado y, del otro, la incapacidad de construir consensos básicos en torno a un régimen político democrático, garante de la convivencia ciudadana, la igualdad jurídica, el amparo de los derechos sociales y el imperio de la ley.
[…]el constitucionalismo y el contubernio clientelista; la exclusión social y la movilidad social; el legalismo, el gansterismo político y el robo de tierras; el narcotráfico y la competencia electoral; la libre empresa dentro de la ley y la libre empresa de hampones y rufianes; la inseguridad desenfrenada que nutre la idea fantasmagórica de seguridad total. Semejante escena produce desazón, el malestar colombiano: uno de los países más liberales e institucionales de América Latina —con alternancia en el gobierno, trídivisión del poder público y elecciones regulares— resulta ser el más violento de todos en el hemisferio occidental.
Todo esto se refleja en el aparato bibliográfico y, espero, en el texto mismo. Hay un asunto adicional de prudencia; en los pocos casos en que ofrezco ejemplos concretos, no cito nombres salvo cuando son ampliamente conocidos y ya no hace mal a nadie, pues, pese a lo que se diga, el conflicto sigue. Todos comprometen mi gratitud.

Descargar: https://goo.gl/sMN6b4

Mataron a Gaitán: Vida pública y violencia urbana en Colombia

Por: Herbert Braun
[2008]

¡Mataron a Gaitán! ¡Mataron a Gaitán! En boca de todos.
Tres palabras. Tres palabras repetidas. Seis. Nueve. Más. Tres palabras en muchas voces. Voces de rabia, de dolor, de rencor, de desolación. Voces con lágrimas, angustia, miedo, inseguridad. Voces de incertidumbre, de alivio, de alegría. Tres palabras; muchas emociones.
¡Mataron a Gaitán! ¡Mataron a Gaitán! En la tarde del 9 de abril de 1948, esas tres palabras fueron una afirmación para muchos, un dolor, una expresión espontánea con la cual buscaban con desespero llegarles a otros, tocarlos, decirles que ¡Mataron a Gaitán!, que esa muerte la sentían todos, que era de todos, que era contra todos, tres palabras que salían sin pensarlas de los pulmones para no sentir a solas esa agonía, para convertirse en algo grande, colectivo, una multitud. ¡Mataron a Gaitán! ¡Mataron a Gaitán!
Tres palabras. Una acusación. (¡Ellos!) (¡Ellos!) ¡Mataron a Gaitán! Lo sabían. No era una equivocación. No, no era un accidente. No ocurrió al azar. Fueron ellos. ¡Ellos! No dudaron. No tenían por qué dudar. Algo tan grande, trágico, histórico, fue concebido, organizado, planeado, meticulosamente, por personas importantes, por los que detentaban el poder, por los que tenían los medios de hacerlo, por los de arriba, los que lo odiaban, sus enemigos, nuestros enemigos. ¡Mataron a Gaitán!
(¡Ellos!) (¡Ellos!) Esa verdad la vivían por dentro. Les pertenecía. Era suya, subjetiva. Ese día, miles de colombianos actuaron convencidos de que sabían la verdad. Al volcarse contra la casa del caudillo conservador y contra el periódico conservador, contra los edificios públicos, contra el Ministerio de Justicia, contra al Arzobispado, ellos convirtieron su verdad subjetiva en una realidad histórica.

Descargar:http://gestyy.com/wNXmpC

Instrucciones de descarga:
https://dossierdehistoria.wordpress.com/acerca-de/

[PD]Si no puedes descargar envía un mensaje:
http://m.me/BiblioSapiensHistoricus

Comuna 13: crónica de una guerra urbana

Por: Ricardo Aricapa
https://goo.gl/kJAuwU

Sinopsis:

El libro proporciona una visión que no se había encontrado en la prensa comercial, en los boletines oficiales ni en los estudios académicos. El enfoque de esta obra va más allá porque ofrece un vivo contexto humano de ese episodio, logrado mediante una eficaz y apasionada tarea de reportería, que pone en contacto con los hechos y personajes y en esa medida permite ver los acontecimientos de la Comuna 13 desde dentro y a través de la cotidianidad dolorosa de sus habitantes, cuyos testimonios son enmarcados en una contextualización precisa y esclarecedora, conservando al mismo tiempo el lenguaje popular y la fuerza de las expresiones.
Los eventos de la Comuna 13 siguen siendo materia de análisis y debate, continúan suscitando múltiples pronunciamientos, a favor pero
sobre todo en contra, y continúan motivando denuncias de diversas organizaciones, Amnistía Internacional incluida. Y es que, como todos los hechos históricos, el de la Comuna 13 que se ve en este libro está lleno de unas indispensables alertas para la sociedad: revela cómo transcurre la vida de sus miembros, muestra los niveles de violencia que se han alcanzado en el curso de nuestro conflicto interno y hace manifiesto que se trata de una catástrofe social que trasciende el mero episodio. (Javier Darío Restrepo)